Suradji, también conocido como Nasib Kelewang o Datuk Maringgi, fue detenido el 30 de abril de 1997 después de que se descubrieron tres cuerpos enterrados en una plantación de caña de azúcar cerca de su casa en las afueras de Medan, capital de Sumatra del Norte.
Todo comenzó cuando una niña que había visitado Suradji no regresó, el padre informó de la desaparición de su hija. Cuando la policía fue a la casa de Suradji, encontraron el cuerpo de una de las víctimas en un campo cerca de su casa.
Luego se ordenó un cateo a la propiedad de Ahmad. Los policías encontraron ropa y relojes pertenecientes a 25 mujeres desaparecidas. Entonces se ordenó el arresto del brujo. Inicialmente Ahmad confesó el asesinato de 16 mujeres en un período de cinco años. Sin embargo, después de otro interrogatorio, confesó haber matado a 42 mujeres y niñas, cuyas edades oscilan entre 11 a 30 años, durante un período de 11 años.
También se arrestó a sus tres esposas (hermanas entre sí) y se les acusó de haberlo ayudado a cometer los asesinatos y a esconder los cadáveres. La mayor de las tres esposas, Tumini, fue enjuiciada como cómplice de dichos crímenes. El tribunal consideró que había ayudado deliberadamente en los asesinatos. Las otras dos fueron puestas en libertad y de inmediato abandonaron la aldea.
Todo comenzó cuando una niña que había visitado Suradji no regresó, el padre informó de la desaparición de su hija. Cuando la policía fue a la casa de Suradji, encontraron el cuerpo de una de las víctimas en un campo cerca de su casa.
Luego se ordenó un cateo a la propiedad de Ahmad. Los policías encontraron ropa y relojes pertenecientes a 25 mujeres desaparecidas. Entonces se ordenó el arresto del brujo. Inicialmente Ahmad confesó el asesinato de 16 mujeres en un período de cinco años. Sin embargo, después de otro interrogatorio, confesó haber matado a 42 mujeres y niñas, cuyas edades oscilan entre 11 a 30 años, durante un período de 11 años.
También se arrestó a sus tres esposas (hermanas entre sí) y se les acusó de haberlo ayudado a cometer los asesinatos y a esconder los cadáveres. La mayor de las tres esposas, Tumini, fue enjuiciada como cómplice de dichos crímenes. El tribunal consideró que había ayudado deliberadamente en los asesinatos. Las otras dos fueron puestas en libertad y de inmediato abandonaron la aldea.
El juicio comenzó el 11 de diciembre de 1997, con una acusación de 363 páginas formulada contra él. Durante el juicio, tanto Suradji como Tumini negaron los asesinatos, diciendo que habían confesado porque fueron incapaces de soportar la tortura a que los sometieron los interrogadores. Sin embargo tres jueces de Lubukpakam los declararon culpables el 27 de abril de 1998 y fueron sentenciados a morir fusilados.
La fiscalía presentó la declaración de Ahmad en la que dijo que comenzó a matar a las mujeres, a las que enterró cerca de su casa, en 1986 después de que el fantasma de su difunto padre le ordenara en un sueño que matara a 70 mujeres y bebiera su saliva, con lo que podría convertirse en un dukan, o curandero místico.
La acusación alega que Suradji les cobraba entre $ 200 y $ 400 dólares por los “trabajos”. Después de eso, las llevaba a una plantación de caña de azúcar cerca de su casa y las enterraban en el terreno hasta su cintura, como parte de un ritual. Una vez inmovilizadas, las estrangulaba con un cable eléctrico y bebía su saliva, las despojaba de sus ropas y las volvía a enterrar con las cabezas apuntando hacia su casa con la intención de incrementar sus poderes mágicos.
El hijo de una de las víctimas, de 8 años de edad, que también testificó ante el tribunal, dijo que acompañó a su madre en lo que iba a ser su último viaje. Pero él fue enviado a casa sin ella.
Después de desenterrar 40 cadáveres, la policía pidió a los residentes locales que informaran de mujeres desaparecidas. Más de 80 familias de la zona informaron de parientes desaparecidas, por lo que es posible que Ahmad Suradji pudiera haber matado a más mujeres. De hecho Ahmed sería el segundo asesino en serie más prolífico del mundo del siglo veinte.
Las víctimas eran mujeres que iban con él para pedir ayuda sobrenatural para hacerse más ricas o más atractivas. Se cree que muchas buscaban su ayuda para hacer que sus maridos o novios fueran fieles. Al parecer les decía a las mujeres que podía hacerlas más atractivas, valiéndose de sus poderes mágicos. Les decía a sus víctimas que tenían que acompañarlo a las plantaciones de caña de azúcar, en un campo cerca de su casa, alegando que era parte de su tratamiento.
El brujo era muy respetado por los habitantes locales, quienes creían que tenía poderes paranormales y frecuentemente lo buscaban para obtener consejos médicos y espirituales. Los vecinos declararon que frecuentemente ayudaba a los habitantes enfermos y que siempre contribuía a las obras de caridad. “Pretendía ser un chamán que podía curar cualquier tipo de enfermedad”, explicó el portavoz de la Fiscalía General, Bonaventura Daulat Nainggolan. “Cuando alguien le pedía que le curara, se quedaba tanto con sus posesiones como con sus vidas”, añadió.
La policía cree que las víctimas podían haber estado demasiado avergonzadas para decirles a sus familiares que iban a consultar a un brujo por lo que sus desapariciones no se relacionaron con él. Una buena cantidad de sus víctimas también se dedicaban a la prostitución.
Consultar a los místicos es una forma de vida en Indonesia, y tienen la reputación de tener enormes apetitos sexuales. Ha habido otros casos de místicos abusadores que incluso violan a sus clientes.
Algunos místicos dicen que pueden matar a las personas con sus poderes mágicos.
Ahmad solicitó clemencia al presidente Susilo Bambang Yudhoyono pero fue rechazada a finales del 2007. A principios de este año, hablando con los reporteros en Medan, Suradji parecía menos perturbado por la perspectiva de ser ejecutado. Le incomodaba más dejar su agenda incompleta. “La meta era de 70”, admitió. Ahmad Suradji nació en 1951 y fue fusilado en una plantación de Deli Serdang, en el norte de Sumatra el 10 de julio de 2008.
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