Pocas entidades representan tan formidable desafío como las infecciones necrotizantes de la piel y de los tejidos blandos. Su comportamiento extremadamente agresivo redunda en alta mortalidad. Las lesiones necrotizantes pueden ser causadas por agentes únicos, pero con mayor frecuencia son el resultado de infección por una variedad de microorganismos, aerobios y anaerobios, los cuales usualmente están presentes en asociación sinergística y producen grave lesión tisular, con gangrena progresiva y profunda toxicidad sistémica. También se reconocen infecciones similares causadas por hongos, zigomicetos (antes denominados ficomicetos), que producen un cuadro fulminante de gangrena tisular progresiva, altamente letal, difícil de diferenciar de las infecciones necrotizantes, o fascitis necrotizantes, de tipo polibacteriano. En las primeras décadas del presente siglo, F.L. Meleney describió infecciones necrotizantes por estreptococos beta hemolíticos y por sinergia bacteriana, y hoy todavía muchos las denominan "gangrena de Meleney" o "infección sinérgica de Meleney". El término "fascitis necrotizante" es ampliamente utilizado para designar en forma genérica las infecciones necrotizantes o gangrenosas, de etiología típicamente poli-bacteriana, o mucormicó-tica, que producen necrosis masiva de la fascia subcutánea con erosión de los tejidos subdérmicos, cuadro patológico que se acompaña de extrema toxicidad. Los síndromes necrotizantes tienden a ocurrir en huéspedes inmuno-comprometidos, con enfermedades degenerativas y debilitantes, con diabetes o enfermedad vascular, con neoplasias, o en pacientes que han sufrido trauma o han sido sometidos a operaciones sobre los tractos gastrointestinal y genital. Sin embargo, también se presentan en personas sin antecedentes patológicos con trauma mínimo abierto o trauma por contusión, después de inyecciones hipodérmicas o aún después de operaciones limpias. Sólo el diagnóstico precoz y una intervención quirúrgica radical de urgencia, unidos a un excelente soporte de la función orgánica en una buena unidad de cuidado intensivo, puede salvar la vida del enfermo.
CASO DE MARK TATUM
Fué en febrero del año 2000 cuando los médicos diagnosticaron a este guardia de seguridad Mark Tatum de 45 años murcormicosis, una extraña infección provocada por este hongo. A gran velocidad, se extendió por los vasos sanguíneos de la cara bloqueando el flujo hacia la nariz, la boca y el cerebro. Frente a la opción de esperar a morir, los médicos le sometieron a una delicada operación para extirparle los órganos de la cara y casi todo el rostro. Sin ojos ni boca, alimentado por un tubo, y medio paralizado por los infartos cerebrales, Tatum volvió a su hogar donde se recluyó sin querer que nadie lo viese. El laborioso proceso de la prótesis facial de silicona que le ha devuelto a la vida comenzó con la creación del paladar en la parte que fue su boca. Tenia prótesis, ojos de cristal y cejas injertadas de su cabello. Finalmente murió en el año 2005 .
No hay comentarios:
Publicar un comentario